Celebran a la Emperatriz de América en el Vaticano
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Pidió
por el mundo entero durante su homilía.
David
Mora, periodista
Este
viernes 12 de diciembre, el Papa León XIV presidió la Santa Misa en honor a
Nuestra Señora de Guadalupe en la Basílica de San Pedro, la primera vez de esta
celebración durante su pontificado. En ella quiso encomendar su ministerio a la
intercesión de la Madre de Jesucristo.
Ante una gran cantidad de fieles, la mayoría de ellos mexicanos residentes en Roma, el Papa pronunció su homilía en español, recordando que la Virgen María permite que la Palabra de Dios "entre en su vida y la transforme", llevando "ese gozo allí donde la alegría humana no basta".
"En
las apariciones de 1531, hablándole a San Juan Diego en su lengua materna, ella
declara que "mucho desea" que se levante allí una "casita sagrada", desde la
cual ensalzará a Dios y lo pondrá de manifiesto. En medio de los conflictos que
no cesan, injusticias y dolores que buscan alivio, María de Guadalupe proclama
el núcleo de su mensaje: "¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?". Es la voz
que hace resonar la promesa de la fidelidad divina, la presencia que sostiene cuando
la vida se vuelve insoportable", indicó el Sumo Pontífice.
Además,
León XIV quiso encomendar a las naciones a la Virgen de Guadalupe, sobre todo a
aquellas que viven en conflictos, pidió que las autoridades vean que el poder
que tienes es para servir y no para dominar, también pidió para que los
gobernantes respeten la dignidad humana en todas sus etapas.
También
decidió pedir por los jóvenes, "para que obtengan de Cristo la fuerza para
elegir el bien y el valor para mantenerse firmen en la fe, aunque el mundo los
empuje en otra dirección", además de orar para que no caigan en las adicciones,
la criminalidad y "el peligro de una vida sin sentido".
En
sus súplicas a la Madre de Dios, el obispo de Roma pidió por los que se han alejado
de la Iglesia, y aquellos que siembran la discordia, para que María los "traiga
a casa" y "los restaure en la caridad". Seguidamente, le pidió su intercesión
sobre las familias, para que "los padres eduquen con ternura y firmeza, de modo
que cada hogar sea escuela de fe".
El
Santo Padre finalizó su homilía pidiéndole a la Guadalupana que ayude a
sostener al clero y a la vida consagrada en la fidelidad a su ministerio y
especialmente por él.
"Madre
del verdadero Dios por quien se vive, ven en auxilio del Sucesor de Pedro, para
que confirme en el único camino que conduce al Fruto bendito de tu vientre, a
cuantos me fueron confiados", indicó.
Al
finalizar la Santa Misa, el Papa veneró la imagen de Nuestra Señora de
Guadalupe.