Sacerdotes, religiosos, seminaristas y laicos participaron del taller
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Desafíos
de la Iglesia en la cultura del cuidado.
David
Mora, periodista
Durante
el pasado viernes 12 y sábado 13 de setiembre, la Comisión Nacional de
Protección de Menores y Adultos Vulnerables (CONAPROME) realizó un taller de
prevención de abusos en el que participaron obispos, sacerdotes, seminaristas y
grupos de laicos para formarse en esta temática. Los encuentros se realizaron en
la Casa Pastoral de las Hermanas Clarisas, en Moravia.
El
viernes 12 de setiembre, el evento se contó con la participación de una
especialista del Colegio de Psicólogos para hablar sobre el acompañamiento a víctimas
de abusos, también se realizaron dinámicas para conocerse mejor entre
compañeros de trabajo. La jornada finalizó con una adoración eucarística para
dar gracias a Dios por este apostolado de prevención y cuidado de todas las
personas, especialmente las más vulnerables.
La
jornada del sábado 13 de setiembre tuvo las ponencias de los abogados penalistas
Alfonso Ruiz y Alberto Delgado, quienes realizaron una exposición sobre todo lo
que implica un proceso penal en delitos sexuales, y cerró con la celebración de
la Santa Eucaristía, la cual fue presidida por el obispo de la Diócesis de
Ciudad Quesada y presidente de CONAPROME, Monseñor José Manuel Garita.
Durante
su homilía, el prelado se refirió a la prevención de abusos como el apostolado
en el que "no se puede construir sobre improvisaciones, ni sobre palabras
bonitas, ni proyectos que se quedan en el papel"; sino que "estamos llamados a
edificar sobre la roca, que es Cristo, y sobre la verdad de su evangelio, que
nos pide transparencia, justicia y caridad".
"San
Juan Crisóstomo, en una de sus homilías, decía: "No basta con tener fe, es
necesario que nuestras obras manifiesten la verdad de los que creemos"...Qué
actuales suenan estas palabras cuando pensamos en la tarea confiada a estas
comisiones: cuidar la vida, la dignidad y la seguridad de quienes son más
pequeños y frágiles en nuestra Iglesia...La parábola de la casa sobre la roca nos
ofrece otra clave. Una Iglesia que no afronta con seriedad la prevención y el
buen trato estaría edificando sobre arena. Bastará una tormenta - un escándalo,
una crisis, una denuncia mal atendida - para que todo se derrumbe. En cambio,
cuando la prevención es tomada en serio, cuando se escucha a las víctimas,
cuando se promueve una cultura de respeto y de formación permanente, entonces
los cimientos son firmes", manifestó el obispo.
Monseñor
Garita agregó que la Iglesia Católica tiene varios desafíos a la hora de la
prevención de abusos: La integración, que se tiene que convertir en un eje primordial
en todas las acciones pastorales; la formación continua, que no debe reducirse
a eventos para hablar sobre el tema; la escucha a las víctimas, aprendiendo de
sus experiencias, acogiendo su dolor, dándoles un lugar sin revictimizarlas; el
trabajo en comunión para que lo que se habla en las comisiones se transmita a
todos los agentes pastorales; y el testimonio profético, donde la Iglesia
reconoce y aprende de sus errores para renovarse buscando la transparencia.
"Nada
hay más incoherente que una Iglesia que no se preocupa por proteger a los más
pequeños y vulnerables. Ustedes, hermanos, que integran estas comisiones
diocesanas, están en el corazón de esta misión: recuerden que cada esfuerzo,
cada protocolo, cada taller, cada denuncia atendida con justicia, cada gesto de
prevención es un acto profundamente evangélico y por ende de caridad", concluyó
Monseñor Garita.
Para
CONAPROME, el encuentro de estas comisiones diocesanas deja claro que la
cultura del cuidado es un trabajo de todos.