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Arzobispo

Caminar en Cristo al estilo de María

Mons. José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José

Caminar en Cristo es más que seguir una doctrina: es vivir una relación viva, íntima y confiada con Aquel que es Camino, Verdad y Vida (cf. Jn. 14,6). Es dejar que nuestra vida sea moldeada por Él, que nuestros pasos sigan el ritmo del Evangelio. Pero, ¿cómo caminar en Cristo en medio de una sociedad fracturada, confusa, herida por el sinsentido y la superficialidad? María, la mujer del sí, la peregrina de la fe, se nos ofrece como modelo para andar este camino con autenticidad.

El estilo de María es una pedagogía espiritual. No es un conjunto de reglas, sino una manera de estar en el mundo desde Dios. Según la Real Academia Española, estilo es "la manera peculiar de actuar o de hacer algo". El estilo de María, entonces, es su forma única de vivir a Dios: silenciosa, profunda, perseverante, libre de protagonismos, pero siempre presente. Es una espiritualidad que sabe conjugar fe y vida, interioridad y compromiso, contemplación y acción.

"María guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón" (Lc 2,19). María nos enseña que caminar en Cristo comienza por escuchar. En un mundo aturdido por voces, opiniones, urgencias y notificaciones, María nos recuerda que el Evangelio no se impone a gritos, sino que se descubre en el silencio. Su silencio no es pasividad, es atención amorosa; es esa disposición interior que acoge lo que no se entiende del todo, pero se cree desde lo hondo. Evangelizar hoy requiere, ante todo, modelar corazones que sepan palpitar ante el anuncio de Jesucristo.

María no se retiró del mundo. Ella estuvo en las bodas de Caná, en el camino de la cruz, en el cenáculo. Su estilo no es evasivo, es profundamente encarnado. Vive el Evangelio en lo cotidiano: en la visita a su prima Isabel, en el cuidado de amado Jesús, a quien acompañó hasta el final. Caminar en Cristo como María implica asumir nuestra propia historia, con sus luces y sombras, y vivirla desde la fe.

María permaneció de pie junto a la cruz (cf. Jn 19,25). No huyó, no negoció su fe, no se rindió ante el dolor. Caminar en Cristo al estilo de María es sostenernos en pie cuando todo tiembla. Es mantener la esperanza cuando parece que el amor ha fracasado. Es seguir creyendo incluso en medio de la oscuridad. La fidelidad de María nace del amor confiado en Dios. En tiempos de confusión y relativismo, necesitamos discípulos con esta firmeza silenciosa y valiente.

 Su estilo es discreto pero efectivo. Caminar en Cristo exige también esta espiritualidad del servicio sin espectáculo, del amor que no necesita ser visto para transformar. María nos enseña que el verdadero fruto nace en la entrega sencilla, en el gesto oculto, en la caricia que cura.

Además, María es modelo de comunión. Su presencia en Pentecostés (cf. Hch 1,14) es testimonio de una Iglesia que nace unida, respetando las diferencias. Caminar en Cristo como María es trabajar por la unidad, no por la uniformidad. Es rechazar todo fanatismo, toda ideología que pretenda encerrar a Dios en un solo molde. El Evangelio es amplio como el corazón de Dios, y María nos enseña a caminar juntos, sin perder la identidad, pero sin romper la comunión.

Caminar en Cristo al estilo de María no es una consigna piadosa. Es una necesidad urgente. Es la forma más fiel y más humana de responder al tiempo que vivimos. Ella, que caminó con su Hijo desde Belén hasta el Calvario, sabe de cruz y de resurrección. Y nos acompaña, como madre y discípula, en este tramo del camino donde también nosotros necesitamos aprender a creer, a esperar, y a amar.