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Iglesia

Saludo a León XIV

Mensaje de los Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica

Con inmensa alegría y profundo sentido de fe, los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, haciéndonos eco de los presbíteros, diáconos, consagrados y de todo el pueblo fiel que peregrina en nuestra Nación, elevamos a Dios una ferviente acción de gracias por su elección como Obispo de Roma y Sucesor del Apóstol Pedro, Pastor de la Iglesia universal. 

La elección de Su Santidad ha sido para nosotros motivo de gozo eclesial, de esperanza renovada y de comunión profunda. Vemos en su persona el rostro del Buen Pastor que el Señor ha querido enviar a su grey, para confirmarnos en la fe, guiarnos en la caridad y sostenernos en la esperanza. 

Su sí generoso, acogido con humildad y confianza en la gracia divina, nos impulsa a todos a renovar nuestra fidelidad al Evangelio y nuestro compromiso con la misión de la Iglesia. Nos inspira el nombre pontificio que ha escogido "León XIV", cargado de resonancias históricas y doctrinales, y que nos recuerda el celo pastoral, la firmeza doctrinal y el amor por la unidad eclesial de sus predecesores.

Le manifestamos Santo Padre, nuestra adhesión sincera, obediencia filial y comunión inquebrantable con su ministerio petrino. Nos sentimos unidos a usted como hijos con su padre, pastores con su Pastor, servidores con el Siervo de los siervos de Dios.

También le manifestamos nuestra plena disponibilidad para colaborar con usted en la misión evangelizadora, en la vivencia de la sinodalidad, en la promoción de una cultura de encuentro, y en la defensa incansable de la dignidad humana, especialmente de los pobres, los migrantes, los descartados y los que sufren.

En comunión con la Iglesia que peregrina en nuestra amada tierra costarricense, le aseguramos tenerle presente: en cada Eucaristía, en la oración en nuestras comunidades, en la vida consagrada y en la intimidad de cada corazón creyente, rogamos al Señor que lo colme de sabiduría, fortaleza, alegría y paz. Que el Espíritu Santo, que lo ha guiado hasta este momento, lo acompañe con la abundancia de dones, lo conduzca en su servicio al Pueblo de Dios y a la entera humanidad.

A la Virgen María, Madre de la Iglesia y Reina de los Ángeles, Patrona de nuestro país, encomendamos su persona, su salud y su ministerio. Que ella, que supo guardar todo en su corazón, lo cubra con su manto maternal y lo sostenga con ternura en esta exigente misión.

Santo Padre, reciba el cariño, el respeto y la oración del pueblo costarricense, que lo acoge con amor y le asegura su lealtad en el Señor. Desde ya lo esperamos en esta tierra tica.