Mons. José Rafael Quirós Quirós, arzobispo metropolitano de San José
La
Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) es uno de los mayores logros
históricos de nuestra nación. Desde su creación en 1941, ha sido un símbolo de
solidaridad y justicia social, pilares fundamentales del modelo democrático de
Costa Rica. Este sistema, que nació como una respuesta a las necesidades de los
más vulnerables, es hoy un reflejo del compromiso colectivo que, por tanto
tiempo, ha definido nuestra identidad como país.
La
Seguridad Social, en su esencia, es la protección que una sociedad proporciona
a los individuos para garantizar el acceso a la asistencia médica en momentos
críticos. No es solo un derecho, sino también un deber compartido que nos
recuerda que somos responsables unos de otros.
La
Iglesia en Costa Rica ha sido una firme promotora y defensora de la dignidad
humana y del bienestar de los más desfavorecidos. Durante los años en que se
gestaron los cimientos de la CCSS, líderes eclesiásticos - el más connotado es
Monseñor Sanabria- levantaron su voz en favor de un sistema que reflejara los
valores del Evangelio: amor al prójimo, justicia social y cuidado de los más
vulnerables.
El
mensaje social de la Iglesia ha inspirado a generaciones a trabajar por un país
donde todos tengan acceso a una vida digna. La Iglesia ha sido un aliado
inquebrantable de la CCSS, promoviendo una visión de sociedad basada en la
solidaridad y la cooperación. Este compromiso no ha sido solo teórico, sino
práctico: desde la promoción de campañas de salud hasta la defensa de políticas
públicas inclusivas.
Y
es que la democracia costarricense no podría entenderse sin la existencia de un
sistema de Seguridad Social sólido. La CCSS no solo garantiza derechos
fundamentales, sino que también equilibra las desigualdades sociales,
promoviendo una mayor cohesión y paz social. Un país donde todos tienen acceso
a servicios de salud y protección básica es un país que construye su futuro
sobre la justicia y la equidad.
Sin
embargo, es importante reconocer que este sistema enfrenta desafíos. Las crisis
económicas, junto a lo que los medios informan de manera frecuente, han puesto
en riesgo la sostenibilidad de la CCSS. Por eso, la lucha por mantener y
fortalecer la Seguridad Social no es solo una tarea del gobierno, sino una
responsabilidad compartida por toda la sociedad.
Por
ello, sintámonos todos corresponsables. Proteger la Seguridad Social requiere
de un esfuerzo conjunto: ciudadanos comprometidos, instituciones transparentes
y líderes que prioricen el bien común sobre los intereses personales. También
implica una revisión constante del sistema para adaptarlo a las nuevas
realidades, asegurando su sostenibilidad sin perder su esencia solidaria.
Como
nación, debemos recordar que los valores que dieron origen a la CCSS ?la
justicia, la solidaridad y la dignidad humana? son los mismos que deben guiar
su fortalecimiento. La indiferencia o la pasividad no son opciones; la defensa
de este sistema es la defensa de los derechos fundamentales de todos los
costarricenses.
La
Seguridad Social no es solo una instancia técnica, sino una expresión concreta
de los valores del Reino de Dios: cuidar a los enfermos, proteger a los más
débiles y asegurar que nadie quede atrás. Es un testimonio vivo de lo que una
sociedad puede lograr cuando se une en torno al bien común.
En
este momento histórico, la invitación es clara: renovar nuestra responsabilidad
colectiva y trabajar unidos para que la Seguridad Social siga fortaleciéndose
como pilar de nuestra democracia y una señal inequívoca de nuestra solidaridad.
Solo así podremos construir un país más justo y lleno de esperanza para las
generaciones futuras.