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Artículos

Un electrocardiograma de Jesús a través de María

Seminarista: Jovany Guarin Hernández

Nos encontramos en un cambio de mes muy significativo, por una lado concluimos el mes conocido popularmente como mariano, es decir dedicado a nuestra Madre y por otro el inicio del mes dedicado al Corazón de Jesús. 

En el Evangelio de Mateo en capítulo 25 se no muestra que Jesús agradece al Padre que revele su mensaje a los humildes. El texto en griego menciona una palabra hermosa que quiere decir niño, aquel que no habla si no que escucha, actitud fundamental de un discípulo y por ello Jesús dice les aseguro que quien no sea como un niño no entenderá el Reino de los cielos. Que maravillosa incoherencia diría Jesús en una sociedad para la que los niños no eran tomados en cuenta ni eran importantes sino hasta que se convertían en adolescentes. Le predilección del Reino no es otra que la pequeñez y la sencillez del corazón humano. Aquí es donde se puede pensar en que María, con un corazón de niña: lleno de pureza e inocencia, que escucha el mensaje y acepta la invitación que daría paso a la llegada del Reino, convirtiéndola indudablemente en colaboradora indispensable de la obra salvífica. Jesús en su corazón ardiente nos hace participes de ese Reino y nos permite dar nuestra respuesta como la de María, que solo pudo decir su ?Sí? porque pudo ser dócil al misterio de la voluntad y el Amor de Dios. 

Jesús nos invita a ir su Sagrado Corazón cuando estamos cansados y sobrecargados por el arduo trabajo. ¿Acaso no se refiere a nuestras sociedades cansadas de arduos trabajos?, ¿acaso no está hablando Jesús de todas las personas, sobrecargadas por el peso del consumismo, el egoísmo, y estándares sociales? La respuesta inmediata y la solución definitiva a lo anterior, la ofrece claramente Jesús al decir: carguen con mi yugo. ¿Cuál es el yugo de Jesús si no la cruz sostenida por la fuerza de su Corazón amantísimo? Y aprender de Él es aprender a tener un corazón manso y humilde. 

No hay problema que no tenga solución en el sagrario, ni dolor que no encuentre consuelo en la cruz. El sagrario es lugar privilegiado para el encuentro con el Corazón de Jesús. Por ello pidamos a María -primer sagrario y custodia, mujer humilde, pequeña, sencilla como niña- que nos acompañe en el camino de la vida para que nosotros al igual que ella podamos sobrellevar nuestros sufrimientos desde el Corazón de Jesús, en el que ella encontró primero, la única y verdadera fuente del descanso.