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Ordenación Presbiteral

Homilía Mons. José Rafael Quirós, Arzobispo de San José


Como Iglesia particular, experimentamos un gozo inmenso porque estos cuatro hermanos nuestros,  habiendo escuchado en la profundidad de sus corazones que el Señor les decía «Desde antes de formarte en el seno materno, te conozco"; (Jer. 1, 5)   tienen la valentía de responderle,  y ser constituidos a partir de hoy en sus servidores.  Este acontecimiento nos sirve a todos de gran consuelo en medio de las dificultades que encontramos en nuestro caminar de Iglesia. Una vez más reafirmamos, que es grande la misericordia del Señor, él nunca nos abandona. 

 

Queridos ordenandos, Juan Luis, Pablo Jesús, Arnulfo Gerardo y Waganer Josué, les invito a que todos los sentimientos que experimentan en este momento, los traduzcan en uno solo: ferviente gratitud hacia el Señor quien conociéndolos perfectamente, los ha llamado, para enviarlos como portadores de gran Noticia de Salvación, que el mundo está necesitando hoy. Esto significa, que si están aquí no es porque ganaron un concurso de plazas vacantes, sino, que el mismo que eligió a los doce, los ha elegido a ustedes "No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los he destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca" (Jn. 15, 16). Darán por la bondad de Dios, frutos de santidad, fraternidad, servicio, generosidad y total entrega a su vocación. 

 

El llamado que Dios hizo al profeta Jeremías y a los apóstoles, no es diferente al que les ha hecho a ustedes: "ser consagrados", es decir separados para dedicarse con alma, vida y corazón, solo a aquello que mira a Dios en bien de los hermanos. En adelante ya no se pertenecen a ustedes mismos, sino a Quien les eligió y envía a ser en todo momento sus testigos fieles en la Iglesia y en el mundo, "Tú eres sacerdote para siempre". Esto implica totalidad personal y de tiempo, se excluye cualquier interpretación acomodaticia, en decir tal vez, ahora soy sacerdote aquí, y en otras circunstancias o lugares no. 

 

Para poder vivir con verdadera alegría su entrega a Dios, hoy cuando celebramos el primer aniversario de nuestro Santuario Nacional San José, les invito a seguir el ejemplo de este hombre, que como verdadero creyente "Cuando "se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor". (Mt. 1, 16). Su fidelidad ha de inspirarles durante toda su vida, sobre todo en los momentos oscuros, y actuar a su estilo,  no olviden nunca lo que el Señor les dice hoy "Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor" (Jn. 15, 9). Quien permanece en el amor del Señor, escuchando su palabra, haciéndola norma para su vida, podrá sin duda responder a todas las exigencias del Evangelio. 

 

Lleven en sus corazones, lo que manifestó Pablo a los presbíteros de Éfeso, "Miren por ustedes mismos y por todo el rebaño, del que los constituyó pastores el Espíritu Santo, para apacentar a la Iglesia que Dios adquirió con la sangre de su Hijo". (Hech. 20, 18). Desde hoy serán partícipes de la misión de Cristo Sacerdote y Pastor, esto implica cumplir la misión encomendada en nombre del verdadero dueño del rebaño, evitando en todo momento convertirse en mercenarios que lo destruyen. Comprendiendo y viviendo esta realidad, es como por la fuerza del Espíritu se fortalecerán y crecerán las comunidades a donde sean enviados. Serán servidores del Pueblo de Dios, en cualquier lugar y circunstancia, ya en el área urbana, o rural, no hay ascensos ni descensos por la parroquia donde se sirve. La disponibilidad y obediencia, son propias de quien atiende al llamado que le hace el Misionero por excelencia.

 

Durante ocho años, la Iglesia se ha ocupado de brindar a estos hermanos nuestros,  la formación integral requerida, desde lo humano, lo espiritual,  intelectual y pastoral, para que puedan servir fielmente al Señor. Por ello invito al pueblo santo de Dios, a tener conciencia y confianza, en que los pastores que les son enviados, a las parroquias no se han improvisado, gozan de la formación y capacidad suficientes para pastorearlas debidamente. La Iglesia cuida y vigila, la formación de los futuros pastores, y vela por la formación permanente, de quienes ya ejercemos el ministerio. Esa formación que no es solo intelectual, sino integral, a fin de ser fieles al envío  que el Señor nos ha hecho. 

 

Es parte importante en la formación permanente y vivencia del ministerio, lo afirmado por san Pablo, "Miren por ustedes mismos" (Hech. 20, 18). La pastoral del clero, es tarea en primer lugar del Obispo, que la ejecuta personalmente y a través de sus colaboradores, pero, ante todo se lleva adelante por cada uno de los presbíteros y diáconos, en cercanía y comunión con todo el presbiterio. Son muchas las oportunidades que se ofrecen de crecimiento en todos los órdenes, tanto en los encuentros de vicaría, de presbiterio en general, como en las semanas de formación, y en los ejercicios espirituales. Invito a todos los sacerdotes, y de manera especial a ustedes neo-presbíteros a aprovechar todos esos espacios, y que con mucho entusiasmo aporten para mejorar,  todo en bien de todos. Seamos ejemplo del caminar sinodal al que somos llamados como Iglesia del Señor.

 

Desde hoy forman parte de la familia presbiteral, comprometidos a ser constructores de fraternidad, "Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos, que el que da la vida por ellos"  (Jn. 15,  11).

 

Dentro de poco invocaremos a los santos en las letanías, muchos de ellos santos sacerdotes, que sin duda intercederán por ustedes, a fin de que en verdad consideren lo que será su vida en adelante,  sobre todo al celebrar la Santísima Eucaristía, lo señala así el ritual "Date cuenta de lo que haces e imita lo que conmemoras, de tal manera que, al celebrar el misterio de la muerte y resurrección del Señor, te esfuerces por hacer morir en ti el mal y procures caminar en una vida nueva". En ese momento solemne e impresionante, les invito a meditar en las palabras del Santo Cura de Ars, "Me postré consciente de mi nada, y me levanté sacerdote para siempre". Será el momento para interiorizar las palabras de Nuestra Madre Santísima en el momento de la anunciación "Hágase en mí según tu palabra", (Lc. 1, 26) y también en el Magníficat "El Poderoso ha hecho obras grandes en mí". (Lc. 1, 49). Permitan al Espíritu grabar todo esto en sus corazones sacerdotales.

 

Toda esta maravilla, es para servir con alegría y santidad al Pueblo Santo, que ora por nosotros los sacerdotes y quiere ver en cada uno a ese pastor que camina junto a él, sin autoritarismo de ninguna especie, preocupado por cada una de las ovejas, sobre todo las extraviadas, las marginadas y olvidadas de la sociedad. Cómo no pensar en los más pobres, hoy cuando ha aumentado la pobreza y la brecha social se ensancha cada día más, de ninguna manera podemos caer en el pecado de indiferencia, sean ustedes los primeros en acompañar a quienes están en dificultad, la acción y palabra de cada uno de ustedes es sumamente importante en el fortalecimiento de nuestro caminar como sociedad. En la que han de seguir brillando  valores como la justicia, la vida, la verdad, la fraternidad, respeto a la dignidad humana. Llamados a ser fermento en la masa, ciertamente actuando desde el Evangelio y la enseñanza Social de la Iglesia, si pretender sustituir lo que corresponda a las autoridades civiles.

 

Invito a todos como comunidad creyente, a recibir con verdadera gratitud este hermoso regalo de Dios, cuatro nuevos presbíteros. Sigamos apreciando en su verdadera realidad el ministerio sacerdotal, a través del cual el Señor realiza obras maravillosas. Que los errores de algunos, no empañen el esplendor de este don.

 

Warner Josué, Juan Luis, Pablo Jesús y Arnulfo Gerardo, colocados en las manos del Señor, no hay por qué temer, Él a nadie deja solo, además,  con enorme gozo los recibimos en nuestra familia presbiteral, llegan como mensaje de  esperanza en que seguiremos conformando un presbiterio más fraterno y renovado. 

 

Es el momento para agradecer de todo corazón la presencia de sus padres y familiares, su aporte ha sido fundamental en su proceso formativo. Mi gratitud sincera a los formadores de nuestro Seminario Nacional, a los directores espirituales, a los profesores,  cada uno ha dado su aporte en la tarea formativa. También, a otros sacerdotes y personas que acompañaron a estos ordenandos en su camino. 

 

También, valga la ocasión para felicitar a todos los sacerdotes que durante los meses pasados o próximamente, celebrarán  su aniversario de ordenación presbiteral, de manera particular a quienes han llegado a su aniversario de oro o de plata, pido al Señor y por la intercesión de la Madre de todos los sacerdotes, sean colmados de abundantes bendiciones y fortaleza en su vida presbiteral.

 

Hermanos participemos con profundo gozo del rito de ordenación, donde podremos palpar muy de cerca, la bondad y misericordia divina, al llamar a estos hermanos a tan sublime misión. Invoco la especial protección e intercesión de la Santísima Virgen María, Reina de los Ángeles, Madre de los Sacerdotes y al Patriarca San José, para que acompañen a estos neo-presbíteros.

 

Es gracias al amor del Señor, que por el sagrado ministerio que dentro de poco podremos participar del Banquete Eucarístico.               


ASÍ SEA.