Responsive image

Iglesia

Día Internacional del Hombre

Mensaje de la Comisión Nacional de Pastoral Familiar

Hoy celebramos el Día Internacional del Hombre. Esta celebración es establecida por la ONU desde el año 1999 con el fin de promover, entre otros aspectos, modelos masculinos positivos en la vida cotidiana del hombre resaltando sus contribuciones positivas a la sociedad; a la comunidad, a la familia, al matrimonio, al cuidado de los niños y el medio ambiente.

Aprovechamos la ocasión para saludar desde nuestra comisión a todos los hombres de la Iglesia y de toda nuestra sociedad costarricense para motivarlos y ofrecerles nuestra compañía y oración en el ejercicio de su masculinidad en pro de un mundo más justo y respetuoso de la dignidad de toda persona humana. Para ello recordamos a todos que "... El varón, desde su especificidad, está llamado por el Dios de la vida a ocupar un lugar original y necesario en la construcción de la sociedad, en la generación de la cultura y en la realización de la historia. Profundamente motivado por la hermosa realidad de amor que tiene su fuente en Jesucristo, el varón se siente fuertemente invitado a formar una familia. Allí, en una esencial disposición de reciprocidad y complementariedad, viven y valorizan para la plenitud de su vida, la activa e insustituible riqueza del aporte de la mujer, que les permite reconocer más nítidamente su propia identidad" (DA 459)

Reconociendo que la masculinidad, a lo largo de la historia, ha sido herida por una serie de prejuicios machistas, que lejos de hacer al hombre más hombre más bien lo alejan de su auténtica identidad varonil, motivamos a las diferentes instituciones sociales y gubernamentales a promover una verdadera educación de la masculinidad humana que fortalezca el desarrollo de una afectividad que ayude al hombre a crear verdaderos vínculos de amor, comunión, fraternidad y solidaridad, especialmente en el entorno familiar.

No podemos ignorar que "el puesto y la función del padre en y por la familia son de una importancia única e insustituible... Como la experiencia enseña, la ausencia del padre provoca desequilibrios psicológicos y morales, además de dificultades notables en las relaciones familiares. (A la vez que), en circunstancias opuestas, la presencia opresiva del padre, especialmente donde todavía se está presente el fenómeno del «machismo», o sea, la superioridad abusiva de las prerrogativas masculinas que humillan a la mujer... inhiben el desarrollo de sanas relaciones familiares. (FC 25)

En el Año de San José invitamos a todos nuestros hermanos a poner su mirada en el testimonio de este gran hombre: humilde, sencillo, silencioso. Un varón normal que se dedicó a amar y cuidar de sus seres queridos, y su trabajo honesto. En efecto ¡José de Nazaret es una revelación particular de la dignidad de la paternidad humana! José de Nazaret, el carpintero, el hombre del trabajo. Pensad en esto vosotros, precisamente vosotros, hombres del trabajo...


La familia se apoya sobre la dignidad de la paternidad humana, sobre la responsabilidad del hombre, marido y padre, así como también sobre su trabajo. José de Nazaret es un testimonio de ello. (Juan Pablo II. 19 de marzo de 1981).

María, la esposa de San José y madre del Hijo de Dios, les alcance la gracia de ser constructores de una sociedad más justa y de familias realmente cristianas.


Manuel Eugenio Salazar Mora 

Diócesis Tilarán-Liberia
Obispo