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Ser misionero hoy

(VIDEO) Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano

Este mes de las misiones, al plantearnos el reto de ser evangelizadores para nuestro tiempo, nos exige, también, profundizar los  fenómenos de hoy  a fin de llevar adelante una evangelización que,  desde el modelo de Jesús, se inserta en la  realidad de la  historia de la humanidad. Desde una perspectiva pastoral, el Papa Francisco advierte que en los tiempos actuales proliferan los fanatismos, las lógicas cerradas y la fragmentación social y cultural; y este contexto exige de todos un compromiso serio para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz.[1]

Esta es la época que nos corresponde vivir y en la que, además, Jesús nos pide ser capaces de asumir con coherencia nuestra vida cristiana para convertirnos en mensajeros e instrumentos suyos. Se dice fácil pero enfrentar este hecho nos obliga, a revisar los actuales métodos y a ser creativos para  llevar al hombre moderno el mensaje cristiano de una manera comprensible, atractiva y convincente.

Retomando la enseñanza del Santo Padre, destacamos primero su observación sobre el incremento de los "fanatismos" en diversos órdenes. El celo irracional por defender e imponer el pensamiento, a las personas y a las instituciones, sin escuchar ni ponderar la diversidad de pensamientos, nos arrastra incluso a pisotear, sin miramientos, la dignidad de los demás. Hay una arbitrariedad subjetiva y un fundamentalismo promotor de persecuciones, discriminaciones, hostilidad y actos de violencia, que no pocas veces justifican. 

"Conviene reconocer que los fanatismos que llevan a destruir a otros son protagonizados también por personas religiosas, sin excluir a los cristianos, que «pueden formar parte de redes de violencia verbal a través de internet y de los diversos foros o espacios de intercambio digital. Aun en medios católicos se pueden perder los límites, se suelen naturalizar la difamación y la calumnia, y parece quedar fuera toda ética y respeto por la fama ajena... ¿Qué se aporta así a la fraternidad que el Padre común nos propone??[2]  El fanatismo es una grave enfermedad de nuestro tiempo pues excluye la posibilidad de diálogo y cierra todas las puertas a la convivencia pacífica y respetuosa.

Francisco nos habla de "lógicas cerradas", que descartan la autocrítica, complaciente consigo pero controladora y dominante con los demás. Así nos pone alertas frente a nuevas formas totalitarias de pensamiento que buscan imponerse y no pocas veces, a la fuerza. Sectores sociales, políticos o económicos que reclaman toda la verdad y ponen en práctica un criterio selectivo que margina aquello que  no concuerde con su visión de mundo. Es una lógica enfermiza  en el corazón de nuestra sociedad que genera actitudes cerradas e intolerantes que nos clausuran ante los otros, que reduce las posibilidades de un auténtico diálogo social que supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro, rechazando a priori la posibilidad de que aquellos que considero "excluidos" sustenten algunas convicciones o intereses legítimos. 

Finalmente, o como consecuencia de lo expuesto, vivimos en mundo en el que prevalece la fragmentación social y cultural. A pesar de estar hiperconectados por las nuevas tecnologías, existe un aislamiento que torna más difícil resolver los problemas que nos afectan a todos. Pareciera que se descarta el anhelo de fraternidad, olvidamos  que  "nadie puede pelear la vida aisladamente. [?] Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos! [?] Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos»."[3]

Estas realidades nos obligan a adoptar un compromiso serio para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia, del encuentro y de la paz. Evangelizar es llevar la Buena Nueva a todos los sectores y transformar desde dentro la humanidad misma, sus criterios de juicio, valores y modos de vida. Escrutemos a la luz del Evangelio las actuales condiciones y pidamos al Señor nos fortalezca para dar un testimonio coherente, según las exigencias de este tiempo particular.



[1] Cf. Papa Francisco, Fratelli Tutti, n.191-192

[2] Ibid. n.46

[3] Papa Francisco, Fratelli Tutti n.8