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Iglesia

El sacerdote del COVID

Lizeth Castro Tv resalta labor de un sacerdote que al igual que los demás capellanes asumen con mucho amor y entrega su labor.

En el altavoz del Hospital México, se escucha que llaman urgentemente a un hombre. El llamado indica que se dirija al piso donde, internamente los funcionarios del Hospital saben que están internados los pacientes con COVID 19.  

Este hombre sube de inmediato en el ascensor y cuando se abre de par en par, corre atendiendo el llamado.  "Padre, ayúdenos", le dice un enfermero.

Carlos Manuel Castillo Segura es el sacerdote católico, que ante la pregunta de sus superiores, de si quería visitar las unidades COVID, dijo sin dudarlo que sí.  Otros sacerdotes, con temores muy humanos habían dicho que preferían no hacerlo.

Asi que además de orar por todos los pacientes de los Hospitales, con la pandemia se le sumó la misión de ir a los pasillos donde hay enfermos con el SARS COV 2. 

Le consultamos si el miedo se ha cruzado por su mente:

"No, para nada", responde. "Talvez alguien lo vea como desafiar la muerte, pero cada persona en cada cama es una historia y merece ser escuchada y escuchar palabras de aliento y que oremos por ella. Para mí es un llamado de Dios. Esto de no sentir temor lo aprendí de mi mamá, de servir al que lo necesite", dice convencido.

Con su "Sí", el Padre Carlos Castillo se ha convertido en el capellán encargado de visitar los pacientes de COVID de todos los Hospitales de la CCSS.

Ayúdenos, Padre

El sacerdote comparte con lizethcastro.tv, algunos episodios de una labor que jamás imaginó realizar cuando se ordenó ya hace 37 años. "Estar en este momento histórico en que el mundo vive una pandemia, era inimaginable para todos", comenta.

Cuando llega adonde cada paciente, es imposible que lo reconozca como sacerdotepues tiene que enfundarse en el uniforme que lo protege del contagio del COVID-19, llamado ?Equipo de Protección personal? (EPP).

"Entonces me presento en la entrada de cada cubículo donde hay 4 pacientes internados, cada uno en su cama, que están siendo monitoreados. Les digo Hola! Soy el Padre Carlos Castillo y estoy para servirles. Y de inmediato oigo de una cama y de otra "Padre, por favor venga aquí".  Paso donde cada uno y oramos juntos".

El sacerdote dice que dura unos 7 minutos con cada uno, pues tampoco puede ser un tiempo muy extenso.

"Cuando hay que intubar a alguno, me han llamado en casos en que la persona se niega, tiene temor de ser intubado. Entonces el asistente de enfermería  o el enfermero o el médico me dicen "Padre ayúdenos a conversar con él para que acceda?"  Me acerco, conversamos sobre el temor, algo muy comprensible en esos casos.  Cuando accede a la intubación, hacemos una videollamada juntos con ayuda de una tablet. Me presento ante la familia como sacerdote y les pido que le digan palabras de aliento. Que confiemos en Dios.  Son momentos muy duros ver despedirse a los pacientes".

Igualmente dice que es maravilloso cuando todos, incluido él, le aplauden a los pacientes que salen de la gravedad.

El dueño de los Hospitales

El Padre Carlos se rota entre los Hospitales. Tiene un lugar donde puede permanecer, sin tener que entrar adonde están las camas, sin embargo dice que él prefiere hacer rondas incluso donde los pacientes están sedados, sólo pueden escuchar. "Oro junto a cada uno. Sé que sus familiares no los pueden visitar. Es una forma de acompañar", dice.

Se ha topado con pacientes ateos y respeta al 100% su posición. También con pastores cristianos con quienes ora al Dios misericordioso.

"Yo le digo a todos los pacientitos: El jefe de todos los hospitales, el dueño de todos los hospitales no es la Caja del Seguro Social, ni la empresa privada, sino Dios. Por eso vamos a hablar con El.  El es el superior, el mejor doctor, el director,  y en manos de El está la sanación, que nos den de alta. Por eso hagamos oración, porque hay que hablar con El".

El sacerdote ha orado con jóvenes desde los 20 años hasta con personas adultas mayores, "No hay edad en esta pandemia", reconoce con tristeza.

Los Hospitales que ha visitado hasta ahora son el Calderón Guardia, Hospital México, CEACO, y el Hospital Blanco Cervantes. La idea es recorrer todos.

El sacerdote reconoce una enorme admiración por todos los funcionarios que cuidan de los enfermos de COVID. "He visto cómo los cuidan incluso,  que les ponen fotos de sus parientes a los pacientes. Hacen todo lo humanamente posible por salvar vidas.  Yo les digo que en nombre de todos los familiares les doy las gracias y bendiciones porque son muy especiales", comenta.

El Padre Castillo ha sido testigo de cómo, después de una oración, las personas internadas se sienten más aliviadas y agradecidas.  "Es casi una terapia psicológica.  Orar con humildad, aceptando la fragilidad de la vida. Lejos de pensar que el COVID es un castigo divino, que no lo es, verlo como parte de esa fragilidad y abandonarse en las manos de Dios. La fe ayuda mucho", concluye.

Fuente:  Lizeth Castro TV