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Servidores en tiempos de COVID 19

(VIDEO) Mensaje de Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano

                                    


Si hay algo que debemos cultivar en estos tiempos de pandemia, es la capacidad de convertirnos todos en auténticos servidores, sin que medie interés personal alguno, sino que brille la capacidad de salir de sí mismo, y volcarse hacia los demás, sobre todo quienes más necesitan en todos los órdenes. Es el tiempo para cultivar una verdadera humanización, dejando de lado toda tentación  de utilizar la pandemia como herramienta política o, más bien, "politiquera". 

Tanto a quienes están en primera línea tomando decisiones como quienes se encuentran en la lucha de todos los días,  en los servicios públicos escenciales, su principal motivación ha de ser servir a la persona humana, respetando su dignidad y mirándola como tal. En lo sanitario, en lo económico, en lo social y otras áreas, no interesa sobresalir en vistas a otras aspiraciones, sino servir a la verdad de lo que acontece, que eso sea preciamente lo que llegue como información a la población. Todos estamos llamados a ser servidores de la verdad, de lo contrario seguiremos alimentando la desconfiansa existente entre personas y hacia las instituciones. 

Como Iglesia, hemos venido señalando la necesidad de concentrarnos en lo esencial para salir de este hoyo,  buscar acuerdos transparentes que apunten al bien común y la implementación de la ?buena política? que aporte soluciones para auxiliar a todos los afectados y, especialmente, a los más desposeídos, dolorosamente pareciera, hay quienes no ven más allá de sus propios intereses y son sus cálculos políticos lo que tienen primacía, esperando que, directa o indirectamente, de esta tragedia pueden sacar provecho.

La Iglesia nos enseña que "La política es servicio", un servicio que se presta por "caridad" ya que antepone las necesidades de los otros a las personales. Si la política no tiene sentido de trascendencia se deforma trágicamente el sentido de la realidad y se abandona el fundamento de la moral. Por ello, "la razón ha de purificarse constantemente, porque su ceguera ética, que deriva de la preponderancia del interés y del poder que la deslumbran, es un peligro que nunca se puede descartar totalmente".[1]

El poder debe estar ordenado al servicio para no degenerarse. Hoy más que nunca "se necesitan dirigentes políticos que vivan con pasión su servicio a los pueblos, que vibren con las fibras íntimas de su ethos y cultura, solidarios con sus sufrimientos y esperanzas; políticos que antepongan el bien común a sus intereses privados, que no se dejen amedrentar por los grandes poderes financieros y mediáticos, que sean competentes y pacientes ante problemas complejos, que estén abiertos a escuchar y aprender en el diálogo democrático, que combinen la búsqueda de la justicia con la misericordia y la reconciliación." [2]

Ciertamente, pienso en la  coherencia que debe caracterizar a todos los políticos, pero, de modo especial, a aquellos que se confiesan católicos para que sus convicciones éticas y religiosas no pasen a un segundo plano. Estos no son tiempos para rebajar el presupuesto de programas de vivienda para los más pobres, sino, recortar todo lo que no tiene trascendencia para la vida nacional, como son los programas de adoctrinamiento ideológico.

Este es el tiempo para escuchar al pueblo, que  merece tener al frente gente que dedique su servicio público a una causa justa,  sin  servilismos ideologicos e ideologizantes, sin dependencias de grupos económicos, sin fascinación por las encuestas o las tendencias en redes sociales. 

Seamos todos como sociedad fieles servidores de la justicia y la verdad, valores que trascienden tiempos, lugares y organizaciones.

 

 

 

 



[1] Benedicto XVI. "Deus Caritas Est" n° 28a.

[2] Papa Francisco, "Encuentro de laicos católicos que asumen responsabilidades políticas al servicio de los pueblos de América Latina" , Bogotá, 2017