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Iglesia

25 años de ser piedras vivas

Aniversario de diócesis de Ciudad Quesada


Un 25 de julio de 1995 fue erigida la Diócesis de Ciudad Quesada. San Juan Pablo II mediante la Bula Maiori christifidelium bono creó esta Iglesia particular que suma ya los primeros 25 años de caminar diocesano. Son 25 años de ser piedras vivas Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos? han peregrinado unidos a Cristo y a la Iglesia.

Con la presencia del Excelentísimo Nuncio Apostólico, Mons. Bruno Musaro, se reflejó la unidad con el Santo Padre Francisco, quien envió un mensaje a la Diócesis, de animación, para "seguir intensificando los esfuerzos para que llegue a todos la alegría del Evangelio y el consuelo de los sacramentos", rezaba el saludo del Papa,  en el territorio diocesano.

El Papa Francisco pidió que sigamos rezando por él, invocó la maternal protección de Nuestra Señora de Guadalupe y la interseción de San Carlos Borromeo, además de que manifestó su complacencia de enviar la Bendición Papal como muestra de cercanía. En su mensaje, el Papa, pidió que la Diócesis siga de cerca de los pobres. El Papa envió su saludo al Obispo de la Diócesis, Monseñor José Manuel Garita Herrera, al clero y a los laicos.

La celebración marcó un mensaje homilético del I Obispo de la Diócesis, Mons. Ángel SanCasimiro Fernández, O.A.R, quien precisamente cumplió 25 años de haber sido nombrado Obispo.

Mons. Ángel pidió optar por una auténtica conversión personal y pastoral. Destacó en sus palabras que como cristianos tenemos una enorme responsabilidad de hacer que nuestra Iglesia Católica "sea cada día más creyente, más creíble, más encarnada en la realidad que está llamada a evangelizar". Pidió que sigamos despertando la vocación misionera.

Mons. San Casimiro se mostró conmovido de encontrarse en la Iglesia particular a la que Dios le llamó a servir en el episcopado y rindió un aplauso al clero diocesano y a los fieles, que llevan junto con Monseñor Garita, la labor de evangelizar en esta Diócesis.

Quienes se unieron a la celebración por los medios Radio Santa Clara, Radio Fides, San Carlos Digital y San José TV, también tuvieron la oportunidad de ganar la Indulgencia Plenaria.

Además de clero diocesano, y algunos sacerdotes de la Arquidiócesis de San José, estuvieron presentes los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, Mons. Manuel Eugenio Salazar Mora, obispo de Tilarán-Liberia; y Mons. Javier Román Arias, obispo de Limón. Hubo algunos religiosos y fieles laicos en representación de las 18 parroquias y la cuasi parroquia de la Diócesis, respetando el aforo permitido de 75 personas, por las condiciones de la pandemia del COVID 19.

También estuvo en la celebración Mons. John Baptist ltaruma, secretario de la Nunciatura Apostólica, quien por cierto deja Costa Rica el próximo 1 de agosto, pues ha sido traslado por el Santo Padre a la Nunciatura de Australia.

En un mensaje inicial y de agradecimiento, Mons. Garita Herrera externó: "Hoy damos gracias por estos 25 años de existencia y camino diocesano, por los obispos, sacerdotes y laicos que se han entregado y han servido tan generosa y valientemente, en especial a los dos primeros obispos, Mons. Ángel San Casimiro Fernández, acá presente, y Mons. Ramón Osvaldo Brenes Álvarez (q.d.D.g). Hermanos, vemos el pasado con gratitud y miramos el futuro con esperanza y ánimo renovado, a fin de seguir caminando y sirviendo -como reza el lema del año jubilar "Unidos a Cristo y a la Iglesia".

Adicionalmente, en el marco celebrativo de aniversario de este Jubileo, el Obispo de Ciudad Quesada presentó su VII Carta Pastoral "Somos piedras vivas", esto es un llamado a que seamos "activos, diligentes y comprometidos, todos con una misma vocación a la misión, con igual dignidad por el bautismo y con diferentes carismas que nos da el Espíritu, para llevar adelante las distintas funciones que hemos de cumplir con auténtico espíritu de servicio y comunión para gloria de Dios y bien de la Iglesia".

La celebración culminó justamente con la Bendición Papal impartida por el Nuncio Apostólico, en una fórmula que invocó a los apóstoles Pedro y Pablo, como columnas de la Iglesia para que intercedan por nosotros, piedras vivas, ante el Señor.

Fuente: Gerardo Mora, comunicador diócesis de Ciudad Quesada