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San José; un hombre que dejó a Dios ser Dios

Luis Diego Carmona Méndez, II Formando Discípulos Misioneros de Cristo

Dentro del tiempo de Cuaresma que actualmente estamos viviendo, la Madre Iglesia nos da la oportunidad de celebrar el día diecinueve de marzo la Solemnidad del Glorioso Patriarca San José, El hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios; el servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu familia para que, haciendo las veces de padre cuidara a tu único Hijo, concebido por obra del Espíritu Santo.

San José es en efecto una figura silenciosa, pero sin duda alguna de gran importancia dentro de la Historia de Salvación; no obstante, como humano que fue, encontró una cierta resistencia al ver que su prometida (la Virgen María) se encontraba en cinta, así lo encontramos escrito: Su marido José, que era justo, pero que no quería infamarla, resolvió repudiarla en privado (Cf. Mt 1, 19). Ante tal situación, como bien sabemos se aparece el ángel del Señor en sus sueños para decirle que ese niño engendrado en el seno de María es obra del Espíritu Santo. Considero que es este primer momento donde José al aceptar por esposa a María y todo lo que esto va a conllevar, tiene una conversión de su pensamiento inicial y permite que Dios sea Dios, es decir, acepta con docilidad los planes que Él (Dios) quiere desarrollar y no sus propios planes. 

Un segundo momento que sin duda fue de dificultad en San José fue el tener que tomar a su esposa y al niño y huir a Egipto pues los planes de Herodes eran asesinar a Jesús; es en esta escena otro momento donde José deja que Dios sea Dios, pues no buscó con sus propias fuerzas, ideas, o planes dar refugio al niño y su madre, sino que con prontitud realizó lo pedido por el ángel del Señor: salir de Egipto y ahí encontrar refugio. 

Querido hermano que lees este artículo, en diferentes situaciones de nuestra vida, sea en el ámbito educativo, laboral, familiar e inclusive eclesiástico, buscamos hacer las cosas de nuestra forma, que nos parecen ser grandes planes o ideas, esto conlleva a que en muchas ocasiones tengamos que lidiar con nuestras propias fuerzas, las cuales se acaban, cuántas veces nos encerramos a que todo debe salir a como usted y yo queramos y pareciera que queremos domesticar a Dios y no lo dejamos actuar en esos ambientes donde nos desenvolvemos, recordemos que ?Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros proyectos son vuestros proyectos? (Cf. Is 55, 8)

Conscientes de esto, pidamos pues, la intercesión de este santo Patriarca para que teniendo un corazón convertido y frente a las diferentes circunstancias de nuestra vida, con plena docilidad podamos dejar a Dios ser Dios. 

San José, hombre que dejaste a Dios ser Dios ¡ruega por nosotros!