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Sagrada Escritura: Palabra que impulsa a la misión

Seminarista Yenier Salazar Hidalgo.

La misión es acción del Espíritu Santo. Este hace al cristiano testigo del Misterio Salvífico. Dios, el Eterno Llamante, invita al hombre a la misión, a servirle en donación por el anuncio de su Reino. Con el bautismo nace la misión de anunciar con parresía el Evangelio; decir todo con valentía, franqueza y sin miedo; todo por la alegría de vivir en el Amor.  

Misión es anunciar a cada hombre y mujer, el gran amor de Dios, manifestado en Jesucristo muerto y resucitado, es decir, anunciar el Evangelio. Es ser enviado por Cristo a todas las naciones para hacer discípulos suyos a todos. Gozar del Amor de Dios es algo que el corazón discipular no puede guardar, porque ha experimentado la Vida, la alegría, y el verdadero sentido de la vida. 

¿De dónde nace la invitación a la misión? El Maestro invita a la misión. La Sagrada Escritura, Palabra del Señor, orienta el camino a seguir. Ésta ilumina, muestra e impulsa al cristiano a la misión. El Evangelio de Juan exhorta: Jesús repitió: La paz esté con ustedes. Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes (Jn 20, 21). Hay un carácter de ser enviados a hacer algo. Ese algo es misionar tal y como Jesús lo hizo, precisamente porque indica que así como el Padre me ha enviado. La misión invita a realizarse con el mismo amor de Jesús por todos. Debe haber una entrega total y radical. 

Se actúa y se vive como Cristo, eso hace un discípulo. La misión se realiza con el testimonio discipular, siendo testigos de la Resurrección. Un estilo de vida que anuncia a Cristo mismo. Pablo en la carta a los Corintios dice: mientras que nosotros anunciamos un Cristo crucificado, Cristo que es fuerza y sabiduría de Dios (cf. 1Cor 1, 23-24). Pablo deja claro que se anuncia la Verdad. Por eso, en la misión no se debe sustituir a Jesús en el anuncio por propios intereses o ideas impregnadas de un mundo que rechaza la Verdad.

La Sagrada Escritura indica incluso que el mundo es el objetivo de la Misión. En el Evangelio de Marcos se expresa: Y les dijo: vayan por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad (cf. Mc 16, 15). Un mundo que necesita de la Buena Nueva. El misionero anuncia la esperanza de que Cristo mismo lleva al hombre a la Vida Eterna. 

La Sagrada Escritura es motor ardiente que impulsa a la misión. Ordena y orienta la acción evangelizadora, hacia el bien de que todas las personas conozcan, experimenten y vivan el Amor verdadero. Un Amor que sobrepasa todo y abunda en todo. Alegría profunda dada por el eterno querer de Dios.