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Iglesia: promotora de la educación técnica

(VIDEO) Mensaje de Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano


La Iglesia Católica en Costa Rica, mediante diversas propuestas educativas, ha prestado un vasto servicio a los ciudadanos. No faltarán voces disonantes que reclamen por nuestra presencia en el campo educativo, pero, lo cierto es que, con un empeño innovador, integrador y constructivo a lo largo de los tiempos, hemos hecho de la educación esa herramienta humanizadora capaz de construir un orden social más humano y de oportunidades para todos.

Nuestra Iglesia siempre ha visto en  la educación el camino de la promoción humana y  la construcción de una sociedad más justa y solidaria, por lo que adelantándose a los tiempos se ha comprometido con ello; tenemos como ejemplo, la introducción de la formación técnica en Costa Rica entendida, desde su inicio, como un motor para el desarrollo del país y una oportunidad para que muchos jóvenes, especialmente los pobres, contaran con oportunidades y pudieran insertarse en el mundo laboral. 

Repasemos algunos eventos que testifican lo, hasta aquí, dicho. En 1874 el Padre Joaquín Alvarado Ruiz manifiesta ante la Municipalidad del Cantón Central de la provincia de Cartago, su interés de construir un Hospicio de Huérfanos, con el fin de aliviar en parte los problemas sociales que por entonces se vivía en aquella provincia. Después de donar su finca con este fin, en 1888 el Padre Alvarado manifiesta como condición adicional, que en el Hospicio se enseñe a los huérfanos la doctrina cristiana y un oficio, creándose de esta manera, las bases de la educación técnica del país.

En 1907 la Congregación Salesiana llegó a Costa Rica para hacerse cargo del Hospicio de Huérfanos de Cartago. El 1º de agosto se abren los primeros talleres de carpintería, herrería, sastrería, zapatería y agricultura. Con el tiempo, convirtieron este centro en una verdadera Escuela de Artes y Oficios que no sólo brindaba educación técnica a los niños y jóvenes que residían en el Orfanato, sino a decenas de jóvenes vecinos de Cartago y de otras regiones del país. Para 1930 la Institución cambia de nombre adoptando el de Escuelas Profesionales Salesianas.

En el año 1933, los salesianos inician su misión en San José, específicamente, en el distrito de Mata Redonda, dando origen al Barrio Don Bosco. Su obra educativa inicia con un dormitorio para los niños que trabajaban como limpiabotas en la ciudad, y con el tiempo crece hasta convertirse en el Colegio Técnico Don Bosco.

Ya en la década de los cuarenta Monseñor Víctor Sanabria, segundo Arzobispo de Costa Rica, se propuso impulsar la educación vocacional como una verdadera modalidad de formación profesional para los muchachos y nombró al Padre Armando Alfaro en la Parroquia de Heredia con la misión de establecer una escuela taller para limpiabotas con orientación en artes y oficios, dicha escuela inició en 1949. En 1952 se convierte en la Escuela de Artes y Oficios, más tarde en Colegio Vocacional de Heredia.

Esta experiencia dada en la ciudad de Heredia, motiva al padre Delio Arguedas, cura de la Parroquia de Desamparados y a un grupo de vecinos de la ciudad a crear la Escuela de Artes y Oficios Monseñor Sanabria, la cual abre sus puertas en 1952.

En ese momento la escuela no tenía instalaciones, tampoco tenía dinero para alquilar un local. El Presbítero Delio Arguedas, cura Párroco de la Parroquia Nuestra Señora de Los Desamparados, cedió un galerón anexo a la casa cural, para iniciar las labores de la Escuela de Artes y Oficios.

En 1954 había matriculados 72 estudiantes. En ese año asume la dirección de la Escuela de Artes y Oficios Monseñor Sanabria el Presbítero Armando Alfaro Paniagua. Curiosamente, no es sino hasta ese año que existe voluntad política para iniciar un Sistema Nacional de Educación Vocacional y don Uladislao Gámez Solano, siendo Ministro de Educación le propone al Presbítero Alfaro la oficialización de la institución y,  mediante el Decreto Ejecutivo N° 77 del 11 de febrero de 1955, ello significó, a partir de entonces, la ayuda del gobierno en el pago de profesores, subvenciones y el aporte económico dado a los centros educativos oficiales.

Otro tanto podríamos decir de los esfuerzos de los Agustinos recoletos para crear la Ciudad de los Niños, de los programas sociales de las Hijas de María Auxiliadora orientados a la capacitación y promoción de la mujer y las adolescentes madres; en definitiva" son muchas las obras a destacar.

Teniendo como inspiración el servicio evangélico, en este campo especifico de la educación técnica, la Iglesia supo hacer lo propio y en este contexto del Centenario de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica, no podemos sino agradecer a Dios por el empeño y laboriosidad de tantos católicos dedicados a transmitir los valores universales del amor y de la solidaridad que nacen del Evangelio de Cristo: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos".[1]

 

Glorioso Patriarca San José

Ruega por nosotros

 

 



[1] Mateo 5,16